En 1980 el Instituto de
Arqueología Amazónica organizó una expedición a Pajatén para realizar un reconocimiento de los diversos grupos arqueológicos prentes en ese lugar.
Esta era la segunda misión formal que se dirigía a Pajatén, luego de haber
transcurrido 14 años. En Pataz la expedición recogió noticias acerca de la
existencia de ídolos de maderaasociados a construcciones ubicadas en el
área, por lo que se cambió de ruta y se decidió buscarlos.
LOS PINCHUDOS
La única expedición formal al Pajatén anterior a la nuestra, de 1966, nada había reportado al respecto. Sin embargo en el interín, esto es en 1976, Santos Escobedo conjuntamente con otros campesinos de Pataz ávidos de hallar tesoros ocultos, habían llegado casualmente al sitio de los ídolos.
"Grande sería nuestra sorpresa al hallar los mentados ídolos in situ e intactos, colgando de la pared exterior de un mausoleo. Nuestros macheteros, al verlos, los llamaron 'pinchudos' por los genitales prominentes que ostentan. Y así también los nombramos nosotros que fuimos los primeros arqueólogos que llegamos al lugar, los estudiamos y difundimos su existencia". Posteriormente seguimos examinando el sitio de Los Pinchudos, en cuatro jornadas. El IAA dispone de una carpeta de planos completa, levantados por un grupo de topógrafos dirigidos por el arquitecto Roberto Samanez.
Los cinco ídolos son aproximadamente del mismo tamaño. Miden unos 0.60 m de alto y son de madera muy dura y pesada, ennegrecida por el tiempo. Figuran a varones desnudos. Brazos y manos reposan sobre el pecho. Las piernas aparecen ligeramente recogidas, patrón universal en las fuentes iconográficas andinas (de acuerdo a nuestro análisis fue una forma por la que se dotaba a la figura humana de un atributo anatómico propio de los felinos).
Las tallas de madera estuvieron originalmente embadurnadas. Aún quedan restos de la capa arcillosa de estuco blanquecino que las recubría; aparte de su función decorativa y simbólica debió ser también agente de preservación de la madera, hasta que fue resquebrajándose y casi por completo desapareció.
El mausoleo que exhibe estas tallas es parte de un grupo de chullpas o pucullos que se apiñan en una gruta excavada en la peña. El techo de la gruta protege de la lluvia tanto a los mausoleos como a los ídolos de madera. Son siete los mausoleos de este conjunto. Por su lado posterior están pegados a la pared de la gruta, y en su mayoría unidos por sus costados. Sus paredes van pintadas con arcilla coloreada de rojo y negro mezclada con paja. La ornamentación mural presenta en relieve figuras semejantes a las observadas en las paredes de Pajatén. Los motivos son andinos. Entre éstos destaca el emblema tierra cultivada (andenes) conjugada con el del agua (cresta de ola).
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